Han pasado seis meses de la detención de Ilse Ramírez y Luis Quintana, que ahora están en el penal de Las Cruces, de Acapulco, y su familia, en la incertidumbre total, pues con la riña del jueves 6, trascendió que Quintana, músico de profesión, fue golpeado y lastimado de un brazo, por lo que fue dar al hospital.
Su hermana Michell pide a los reporteros en medio de su desesperación que liberen a su hermano, pues es una injusticia que esté pasando tiempo de su juventud encerrado en ese penal.
Dice que teme por la vida del muchacho, pues la tensión y, de nuevo, el hermetismo oficial no garantizan que adentro, los reos en que la guerra contra el narcotráfico ha convertido a gente inocente en chivos expiatorios.
Pero el caso de Luis e Ilse, pareja sentimental, tiene su historia meses antes de ser detenidos en un operativo de seguridad del pasado 12 de febrero.
Ilse venía de Playa del Carmen con un ascenso del banco en el que trabajaba. Regresó a Zihuatanejo unos días antes, feliz, con un currículo impecable, y, como detalla su hermano Gaviani: «Era un ejemplo, la única de la familia que estudió».
Ilse es delgada, morena, con el pelo rizado y porte costeño, sonrisa afable y tan sólo 27 años; su hermano no entiende por qué está detenida, al igual que Luis, músico del grupo de rock de Xpresión Inmune.
Ese 12 de febrero, en un operativo conjunto del Ejército, policía estatal y Procuraduría General de la República (PGR), se cateó una casa de seguridad en la avenida La Boquita, a unos metros de la llamada Plaza Kioto.
El motivo: la supuesta presencia de hombres armados en uno de los pisos de ese edificio de departamentos. Ilse y Luis vivían en el cuarto nivel. Ignoraban, que había gente armada en el departamento de sus vecinos. AK-47, declaró la Fiscalía a través de un boletín la tarde de la detención, incluyendo que varios de los detenidos eran de la Guardia Guerrerense.
Gaviani y Michell temen declarar, temen por la vida de sus familiares, sus padres y amigos. Declaran a cuentagotas hasta que se sienten seguros con los periodistas.
Michell expresa que el grupo Xpresión Inmune, popular en Zihuatanejo y, sobre todo, favorito para las fiestas de residentes extranjeros, tiene más de tres años, «unos seis años», calcula.
El 15 de febrero, el juez no decide la audiencia y pide una prórroga. La audiencia, se da tres meses más tarde.
Al final, Quintana y Ramírez quedaron en calidad de arraigados.
«Se me hace injusto: si no demuestras pruebas, obvio, ocultas algo. Pero ambos son probos», defiende Gaviani a su hermana y cuñado.
Los hermanos de los detenidos narran que el día de la detención, se enteraron por medio del Facebook, y luego, a través del boletín del gobierno estatal, en el cual se les acusó de posesión de armas de uso exclusivo del Ejército, y una semana después, a Luis lo inculpan de homicidio, delito que ya comprobó es falso.
Es 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer y Michell llega tarde a la entrevista, con la tristeza en su núbil rostro. No es un día para festejar, lo sabe, y a pesar del calor costeño, hace frío.
Quintana rememora que fue ella quien comenzó las manifestaciones para exigir justicia por su hermano Luis; a éstas, se unieron los músicos del pueblo, los artesanos, sus compañeros y familiares.
La primera de las protestas fue en la Subsede de Zihuatanejo de la PGR; la segunda, una marcha para presionar al alcalde Gustavo García Bello para que ayudara a los jóvenes a salir de la cárcel.
Incluso, en esa protesta en el cabildo, lo increparon al decirle que su sobrino debía presentarse por ser el dueño de la propiedad, y, que, en lugar de eso, había salido al estado de Morelia.
García Bello evadió los reclamos argumentando que él, podía apoyar asesorando, y con viáticos, pero como autoridad, no podía intervenir pues el caso ya era de orden federal.
Los viáticos nunca llegaron... o sí, pero de las tocadas musicales de los compañeros de Luis, y la venta de pinturas de artistas locales, de kermeses, boteos, cooperaciones.
Quintana relata que a la pareja les negaron derecho a llamadas y se los llevaron engañados como testigos. La familia de los jóvenes se dio cuenta del hecho hasta que supieron que ya estaban en el penal de Las Cruces.
La hermana de Luis llora; no entiende qué pasa. «No se nos hace justo que la PGR, por querer hacer un trabajo, se lleve a personas inocentes... Tenían ganas de salir adelante y tener una familia; tenían poco de vivir juntos», dice la joven.
Agrega: «Tenemos temor; están expuestos. No queremos que nada les pase, pero vamos a esperar», comenta Gaviani.
Pero el daño a las familias Ramírez y Quintana ya hizo mella. Michell sufre estrés postraumático, sufre insomnio y no logra concentrarse; tiene pavor de hablar.
Miedo, tristeza, desesperación e indignación pasan la factura a las familias con sus hermanos e hijos detenidos. «El peor día de nuestras vidas fue ése», reclaman.
«Supuestamente vivo en una democracia, pero yo exijo al gobernador, al presidente, que tomen cartas en el asunto», pide Michell.
En una última charla con la familia de Ilse, comentaron que había avances positivos para en el proceso legal.
Pero, los pobres, los nadie, como dijo Eduardo Galeano, no tienen justicia, y viven siempre en una eterna pesadilla.
La riña del penal en Las Cruces, Acapulco, donde aún se ignora el número de muertos -aunque oficialmente son 28- es incierto.
Ayer domingo, en entrevista telefónica con Quintana para saber si su hermano se encontraba bien luego de la riña en el penal de Las Cruces, manifestó no saber más de la situación, pero le dijeron que Luis fue golpeado y lastimado de un brazo.
Con el ímpetu de una hermana amorosa y deseosa de que su hermano esté libre, pidió que salga Luis. «Cuál sería el exhorto: lo único que queremos es que se haga justicia y lo saquen ya. Lo están acusando por delitos que no cometió. Lo están difamando. Y se supone que hay mucha seguridad adentro. Con eso (la matanza en el penal) es muy preocupante», dijo ante los reporteros.
Más noche, Michell pidió apoyo para que no salieran las notas, tratando de retractarse, pero para esas horas, medios internacionales, redes sociales y portales locales de internet, ya difundían el estado de salud de Luis, incluso, que fue sometido a una cirugía.