Caminar en las calles de la colonia Alborada 19, de Acapulco, es como recorrer los caminos agrestes de la montaña de Guerrero. Lodo, baches, arbustos, polvo, el zumbido de los enjambres de zancudos que vuelan a las orillas de las barrancas y falta de servicios básicos, como médicos, agua potable, drenaje y transporte público.